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VITUPERIO A LA DISCIPLINA: O SOBRE EL BUEN VAGO

Foto del escritor: PolsoPolso

En la cultura, no sé si sólo la occidental ―pues lo que se nos dice de los asiáticos es que son buenos porque trabajan mucho―, está el axioma de que para conseguir algo hay que luchar por ello ¡Patrañas! Por eso amo el anarquismo porque me entusiasma a no trabajar, con las consecuencias que le siguen. Ese axioma es la consigna del consumismo, como lo es “hasta la victoria siempre” al comunismo, el nuevo grito de batalla, pero de la “gente de bien”.

Está en todas partes: libros de autoayuda, deportes, academia, charlas motivacionales... ya ni el psicólogo se salva. Nos dicen que está mal ser vagabundo, pero... ¿hay alguien más libre que un vagabundo? No paga casa, transporte o alimento y si tiene hambre, le regalan o roba. Es de lo más simple y natural que se conserva en las ciudades, más que un árbol, pero claro “está mal”. ¿Le han preguntado a alguno cómo se siente por ser lo que es? No ahondaré más en esto porque la pregunta misma no tiene sentido.


Hay quienes no podemos ser disciplinados, no queremos, que es lo mismo. Querer es poder ¿no? Ya lo decía PP23, de los que tanto aprendí a ser un buen vago: “el que se esfuerza y la embarra, la embarra dos veces”. Y es clara la lección, es como cuando saco un cuatro en la universidad: es obvio que el cinco es mejor, pero si tengo que esforzarme tanto como para sacarlo, entonces no lo quiero. Prefiero mi cuatro obtenido a talento puro y esfuerzo nulo.


Aunque todos no pueden darse el lujo de ser vagos; es decir, pueden ser vagos, pero no buenos vagos. La diferencia está en los resultados, para ser un buen vago se necesita talento porque esa cualidad es la que nos [y me] permite serlo. La mayoría debe esforzarse porque no tienen talento. ¿Así qué gracia? No hay que imaginar el caso, existen: un disciplinado ganándole a un talentoso.


El simple observador dirá que hay que ser disciplinado para ser el mejor pero implícitamente hubo un vago que casi gana sin esfuerzo, ese es mi campeón. Es necesario traer a colación al fútbol: Argentina vs Alemania; Messi vs Cristiano; Maradona vs quien sea. El de la izquierda, el talentoso. El de la derecha, el tramposo, y es tramposo porque nos miente a todos. Se nos muestra como el mejor pero lo que en verdad hay es un producto del esfuerzo, la dedicación, y la disciplina... todas esas repugnantes cualidades de los “mejores”. ¡Patrañas! Por eso me gusta El Diego, fue el mejor y le sobró tiempo para ser Él. Tiempo que no tenían los disciplinados porque estaban entrenando para ser mejores. Qué buena vida.


Retomando la cultura, se aprecia más la ciencia que el arte. ¿Por qué? Nos dicen: porque es más útil. ¡Mentiras! Imagina un mundo sin cine, sin fútbol, sin música... sin arte, qué lugar tan hostil, un hombre que llegue cansado de su trabajo y en su casa no haya una sola migaja de fascinación, que sea todo “útil”, yo me suicido. ¿Quién quisiera vivir en un mundo así? Sería una tragedia llevada al escenario.


El capitalismo es bello y bueno, es Kantiano. Me castiga como debe: si no trabajo, no como y cuando quiera robar (pa’ comer sin trabajar), el capitalismo ya le ha vendido un arma a alguien para que extienda su castigo. Yo lo acepto, como también acepto no comer con tal de no trabajar. Si no queda claro... es que trabajar es complicado.


El error lo cometen los de a pie, el vulgo cuando en medio de su trabajo se dicen: “ay, ya casi puedo ir a descansar”. ¡Joder! Si quieres descansar no trabajes, ya estarías descansando. Sin embargo, todos somos libres, aunque sea para sufrir, algunos son hasta vicios así que si quieren prohibir los vicios, que empiecen por la disciplina (y el amor). Además, es una aberración de la competencia, de la selección natural. Imagina a una mosca que se levanta todos los días por la mañana (otra de las cosas horribles de la disciplina) sale a la orilla del río a volar contra la brisa, dice: “así seré más rápida en la selva y los depredadores no podrán comerme” y cuando está en la selva carroñando se la traga un camaleón que estaba oculto. Todo el tiempo que perdió esa mosca esforzándose para nada. El camaleón fue un buen vago y ganó [inserte risa camaleónica].


Si alguien desea una moraleja (o la tesis) de este vituperio, la haré evidente: si no tienes talento, tendrás que trabajar. Que en otros términos sería: si no puedes ser un buen vago, matate; de lo contrario sufrirás por tramposo. Por otro lado, está bien el ocio, sin él, el arte no sería y sin arte nada sería. Por mi parte seguiré siendo un buen vago. Al fin y al cabo, es lo que sé hacer sin esfuerzo.

Imagina tener que esforzarte para ser un buen vago.


ARMANDO LUIS PITRE CAÑAVERA

ESTUDIANTE DE COMUNICACIÓN SOCIAL

INVITADO POLSO


1 comentario

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1 Comment


Unknown member
Oct 08, 2021

Excelente columna, llena de sentido y gran redacción

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