NOS AHOGAMOS O NOS AHOGAN
- Polso
- 5 oct 2021
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El departamento de Risaralda, conocido popularmente como el EJE CAFETERO y cuya ubicación se encuentra en el centro-occidente del país, se ha visto afectado en la mayoría de sus 14 municipios por inundaciones ocasionadas por la drástica variación climática; este fenómeno climatológico tiene severas implicaciones en la región debido a que el río Risaralda, la laguna del Otún y el río Cauca se conectan en esta área lo que provoca daños más severos, por una parte pérdidas económicas al afectar los cultivos de caña de azúcar, aguacate, el café y plátano, pero sobre todo daños a la población ya que las inundaciones van dejando miles de damnificados, heridos y muertos a su paso.
Solo hace falta revisar las cifras de este año sobre los daños ocasionados por las inundaciones para entender la urgencia con la que se debe abordar la problemática; alrededor de 10 viviendas fueron arrasadas por los deslizamientos de tierra, cerrando vías en casas localizadas en zonas aledañas, perdiendo la vida 3 personas; el 17 de mayo del año vigente ocurre una creciente súbita, causada por las torrenciales lluvias, haciendo que una represa ubicada en el municipio de Anserma colapsara, ocasionando que se desbordaran una parte del río Risaralda, pasando a Viterbo y de ahí el 18 de mayo llega al municipio de La Virginia inundando la mitad de este, expresando el gobernador del departamento que: “resultaron damnificadas más de 5 mil familias” entre otras localidades que se vieron afectadas; sin embargo la respuesta de este fenómeno por parte de los organismos de gobierno no solo ha sido deficiente, si no que han pecado de ineptitud, el cuerpo de bomberos encargado de avisar sobre cualquier posible inundación, omitió dar cualquier comunicado que alertara a los habitantes virginianos y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) respondió de manera tardía, ya que solo avisaba la llegada de la temporada invernal, y 3 meses después de lo sucedido es que deciden emitir alerta naranja para 12 de los 14 municipios, por los registros que se dieron en el departamento por las fuertes lluvias ante la posibilidad de creciente súbita o deslizamientos.
¿Nos ahogamos por las inundaciones o nos ahogan?, y es que los gobiernos en turno conociendo la problemática que se ha venido presentando año tras año no solo fallan en la falta de planes de contingencia que tienen los encargados de protección civil, sino que deliberadamente actúan de manera tardía, pero no solo es eso, este fallo sistemático empieza desde la prevención de riesgos, donde un jarillo sirve de barrera entre el río y la población, donde existe una mala planeación urbana… y termina en los nulos apoyos a los afectados y en los pocos esfuerzos que se hacen para subsanar la región y es verdad que el cambio climático ha afectado varias regiones en el mundo, pero es el valor que le dan los gobiernos a sus pobladores las medidas que se toman para prevenir la catástrofe y apoyar a sus ciudadanos, causando impactos ambientales negativos, eso significa erosión en la tierra, zonas pendientes con deslizamientos, árboles arrancados por la fuerza del agua, trapiches afectados, ahogados, campesinos con grandes pérdidas en sus producciones y familias sin nada.
YESSICA NAYIBE MORENO MOSQUERA
COLUMNISTA POLSO
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