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LOS JÓVENES Y LAS REDES SOCIALES: UNA ERA DE MENTIRAS Y DEPRESIÓN

Foto del escritor: PolsoPolso

Sin duda, la internet es una herramienta que conectó al mundo y dio paso a un sinfín de información y posibilidades, sobre todo, con la aparición de las redes sociales; plataformas que cambiaron radicalmente la manera de interactuar de los seres humanos.


Facebook, Instagram y Twitter, por ejemplo, son espacios que, además de permitir el diálogo, han puesto a disposición del mundo digital una carta de presentación de cada persona. Actualmente, las fotografías, videos, comentarios y publicaciones en general, son la forma de conocer y tener una impresión de los demás.


Pero la oportunidad de mostrar solo lo que deseamos ha distorsionado la realidad, y es probable que, en el afán de generar una reacción positiva, las apariencias ganan protagonismo. Ahora, las redes sociales parecen una competencia acerca de quién tiene el “mejor perfil”. Lo que se mostró como un espacio para unir culturas, pensamientos y formas de ver la vida; también se ha convertido en una brecha entre usuarios promedio y figuras que intentan rayar en la perfección, partiendo de mentiras y ángulos estratégicos.


En el 2017, la organización benéfica de educación sanitaria independiente, Royal Society for Public Health (RSPH), y Young Health Movement, elaboraron un informe sobre los efectos positivos y negativos de las redes sociales en la salud de los jóvenes. En este, se encuestó a jóvenes de Gran Bretaña entre los 14 y 24 años de edad, acerca del impacto de las redes en su salud; y los resultados no fueron alentadores.


De acuerdo al estudio de RSPH, plataformas como Facebook, Instagram y Twitter, aumentaron los sentimientos de depresión, ansiedad y soledad en los jóvenes, quienes en la última década han desarrollado más problemas de salud mental que otras generaciones.


En este orden de ideas, es posible que el aumento de la depresión esté directamente relacionado con las altas expectativas marcadas en las redes sociales respecto a un estilo de vida, que se supone, es ideal. La mayoría de las figuras públicas han trazado altos estándares que a veces hasta a ellas mismas les cuesta cumplir.


Cuerpos perfectos, platos de comida que probablemente cuesten medio salario mínimo colombiano, ropa que solo puede usarse para una fotografía, e incluso, esa actitud de “todos los días amanezco lleno de alegría”, son aspectos que han influido en la mente de los usuarios; específicamente, de jóvenes y adolescentes que pasan gran parte de su tiempo conectados a las redes, consumiendo contenido que está muy lejos de las realidades que la mayoría enfrentan.


Aunque redes como Facebook, Instagram y Twitter también impactan positivamente al mundo, es necesario entender la presión y frustración que pueden generar a partir de apariencias y filtros. Está bien encontrar inspiración, tener referencias y motivaciones, pero hace falta una mayor dosis de humanidad. Hace falta romper paradigmas. Y hace falta reconocer la gravedad de la depresión, sobre todo en los jóvenes.


Finalmente, hay que aceptar que las redes sociales se han convertido en una parte importante de la vida de los jóvenes; y cada vez son más los que deciden formar parte de estas grandes comunidades digitales. Por eso, es fundamental comprender el alcance de estas y utilizarlas en pro del bienestar de la humanidad.


MARIA JOSÉ RESTREPO GALLARDO

COMUNICADORA SOCIAL

INVITADA POLSO


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