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La eutanasia o también llamada buena muerte es un procedimiento que se está usando cada vez más en el mundo, es usado para evitarles a las personas dolores infructuosos que conllevan al deterioro de la vida digna, con esto se busca evitar molestias físicas y psicológicas producidas por enfermedades.
Muchos estados no han visto con buenos ojos plantear como legal dicho procedimiento, puesto que consideran que es una violación de los derechos humanos, más específicamente el de vivir, entre los países que han legalizado esta práctica encontramos a Holanda, Luxemburgo, España, Bélgica, Canadá, los estados de Victoria y Western (Australia) y Colombia.
La historia de esta práctica se remonta a el siglo V donde Sócrates atribuyó a As clepio (considerado dios de la medicina) la labor de no alargarle la vida a aquellas personas que tuviesen enfermedades en los que sus cuerpos se encontraran en condiciones precarias de salud, puesto que estos individuos no eran considerados de utilidad por la Polis (estado)
Los primeros actos de la eutanasia se vieron reflejados en las aldeas primitivas en donde todo aquel que solicitara morir tenía la facultad de decidirlo y su deseo era concebido por todas aquellas personas que lo rodeaban, en los años 370 A 300 (A.C.) se respaldaba la idea de suicidio asistido, donde se consideraba un acto de valentía la decisión de morir antes de alargar el sufrimiento producido por sus enfermedades que les impedían llevar una vida normal, con la aparición del cristianismo esta práctica fue dejada a un lado porque esta religión promovía la vida como principal factor de su creencia.
En Colombia esta práctica fue acogida mediante la sentencia C-239 de 1997, la corte constitucional consideró conveniente la despenalización del homicidio por piedad quitando la responsabilidad a los médicos mediante las peticiones realizadas por pacientes al querer morir en vez de querer seguir dando pasos de vida infructuosos, porque sus enfermedades en vez de evolucionar lo que hacen es retroceder las condiciones de vida.
No obstante, el Comité de Ética de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (2002) considera que la eutanasia es adversa desde un punto de vista ético, por lo que se determina la preservación de la vida a partir de tratamientos médicos, farmacológicos y psicológicos (cuidados paliativos) en pacientes con enfermedades terminales posibilita la preservación del ciclo vital del enfermo y de igual manera le permite mejorar su calidad de vida. Establecen que los avances médicos, tecnológicos y científicos han proporcionado prolongar la vida por un rango mayor de tiempo facilitando la utilización de cuidados paliativos en personas en estado terminal. Sin embargo, no se oponen si un paciente desea prescindir de los tratamientos que pueden ayudar a resguardar su vida.
Por el contrario, la Red Latinoamericana de sacerdotes y seminaristas por la vida (2016) hace alusión a los cambios psicológicos que se originan por la implementación de determinadas prácticas, que con el tiempo se vuelven más comunes y normales dentro de la sociedad. A pesar que la eutanasia no es una práctica que se realice cotidianamente, porque sigue siendo un tema de tabú en diferentes Estados han permitido llevar a cabo este procedimiento en casos especiales; esto ha dado lugar al surgimiento de leyes permisivas que transforman este método en algo trivial y corriente.
La eutanasia debe ser permitida en todos los estados, mientras las enfermedades que padezcan los pacientes generen un deterioro de la vida digna, hay que saber plantear unos parámetros para que esta práctica sea llevada a cabo por los médicos y absolverlos de cualquier responsabilidad que se pueda llegar a tener, la vida digna debe ser el factor principal a tener en cuenta a la hora de plantear cualquier cosa relacionada con este tema.
HAIVAN HOYOS RODRIGUEZ
COLUMNISTA POLSO
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