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Colombia es un país que atrae a muchas personas por sus sitios turísticos, por su cultura, por la amabilidad y alegría de su gente, pero ¿Cuál es la otra cara de la moneda de esta hermosa Colombia?
Como lo decía anteriormente es un país hermoso, pero la pobreza y el hambre es la realidad a la que muchos ciudadanos se enfrentan día a día y si, cabe resaltar que la pobreza en este país siempre ha existido y que los colombianos luchamos cada día por un mejor futuro; pero hoy ese futuro se ve nublado para muchos, pues el índice de pobreza va cada vez más en aumento, ya que, según el DANE, 3,6 millones de personas ingresaron a la condición de pobreza y 2,78 millones a la condición de pobreza extrema, entonces ¿Qué soluciones hay para esto?
Aunque el Gobierno en estos tiempos de pandemia ha sido una fuente de ayuda para muchas familias, la pobreza y necesidad sigue latente, pues las ayudas que este ofrece solo satisfacen las necesidades del momento como pañitos de agua tibia y a eso sumémosle el cierre de empresas, restaurantes y centros comerciales, cierre que generó el acrecentamiento de desempleo y penuria; puesto que muchas familias dependían del sueldo que recibían de dichos establecimientos.
Frente al desempleo, la pandemia, las críticas incesantes como “eso les pasa por no estudiar” o “porque no ahorraron” o simplemente el escuchar “eso les pasa por tener muchos hijos” y un sin fin de comentarios sin sentido común y problemáticas por las que atraviesan los ciudadanos ¿Qué opción les queda?
Una de las muchas opciones a la que la gente de escasos recursos acude, es pedir dinero en las calles o muchas veces ir de casa en casa en busca de un buen corazón que les brinde un poco de alimento y la segunda opción y más común es ser vendedores ambulantes, pero, aunque se trabaje como vendedor ambulante el dinero que se recibe de dichas ventas no alcanza para comprar primeramente los alimentos necesarios para una buena alimentación y mucho menos para mantener una casa en buen estado.
Debido a esta situación se genera un retroceso, pues a nivel nacional el índice de Gini pasó de 0,52 a 0,54, la cifra más alta de todas las mediciones que ha hecho el DANE desde 2012.
Pero en este escenario no solo se encuentran las personas que no cuentan con estudios sino también profesionales que debido a la falta de empleo hacen parte de este colectivo, ya que en muchas empresas o entidades públicas no brindan oportunidades de trabajo a jóvenes profesionales, pues en muchas de estas entidades, por no decir que todas, piden como mínimo cinco años de experiencia, cinco años que muchos dedicaron e invirtieron en sus estudios y que llegado el momento de empezar su vida laboral, esta se ve truncada por la falta de oportunidades laborales en el país.
Y lo único que el gobierno expresa en cabeza de su presidente, es que ha generado subsidios para que las poblaciones vulnerables subsistan, pero ¿Cómo hacerle saber al presidente de que el pueblo NO necesita subsidios cada tres o cuatro meses? El pueblo lo que necesita es trabajo para así disminuir en cierta manera el índice de pobreza y pobreza extrema en Colombia.
por ello solo queda decir que ante un país que no brinda garantías de estabilidad económica, social y laboral solo queda la resignación o la lucha constante para un mejor futuro, un futuro en el que los niños, jóvenes y adultos; cuenten con la seguridad de tener una vida digna, en la que las necesidades no serán un problema constante en su diario vivir.
DANIELA PAREDES OVALLOS
COLUMNISTA POLSO
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