Latido del Catatumbo
- Political Society

- 26 nov
- 3 Min. de lectura
Por Angie Álvarez Medina.

Horizonte verde en Catatumbo: entre el agua, la tierra y la vida
El Catatumbo, en Norte de Santander, no es solo un territorio marcado por su complejidad social: es también una región de incalculable valor ecológico. Sus ecosistemas albergan bosques tropicales, cuencas hídricas estratégicas y reservas únicas que forman parte del patrimonio natural de Colombia. Si bien los retos ambientales son inmensos, hay señales claras de que, con voluntad política y acción comunitaria, puede impulsarse un camino de restauración y sostenibilidad.
Riqueza ecológica bajo presión
Según el informe de Participación ciudadana y Rendición de cuentas PNNC, la subregión del Catatumbo incluye áreas con alta biodiversidad, como el Parque Nacional Natural Catatumbo-Barí, y zonas geológicas singulares como el área natural de Los Estoraques. Estas tierras no solo son refugio de especies silvestres: son fuente de agua, sombra para el clima local y soporte de formas de vida tradicionales.
Sin embargo, la deforestación es una amenaza real. Según reportes de la revista Catatumbo publication, parte importante de la reducción de cobertura vegetal en Norte de Santander proviene justamente del Catatumbo. Esta pérdida de bosque no solo perjudica al hábitat, sino que pone en peligro especies locales. De acuerdo con el Instituto Humboldt, hay numerosas plantas y animales en esas zonas con riesgo por la tala y la degradación.
Además, existe un impacto directo sobre las fuentes hídricas. El senador Jairo Alberto Castellanos ha denunciado que los cultivos ilícitos, que proliferan en ciertas partes del Catatumbo, están vinculados a la tala indiscriminada y al envenenamiento de ríos, debido a los insumos usados en laboratorios clandestinos.
Propuestas ecológicas para reactivar el Catatumbo
A pesar de los problemas, hay motivos para el optimismo y para la acción. El Ministerio de Ambiente ha lanzado una convocatoria por más de 38.000 millones de pesos para proyectos ambientales en el Catatumbo. Estos recursos están destinados a iniciativas como restauración productiva, conservación mediante pagos por servicios ambientales y gobernanza de la biodiversidad.
Asimismo, el gobierno emitió el Decreto 0116 de 2025, que suspende temporalmente nuevos trámites de licencias ambientales en la región, con el fin de "proteger áreas altamente sensibles de biodiversidad”. Esta medida evidencia un reconocimiento del valor ecológico del Catatumbo y la urgencia de evitar que nuevas obras o actividades dañen sus ecosistemas más frágiles.
Por otro lado, el medio de comunicación semana manifiesta que ya existen esfuerzos comunitarios y de conservación. Por ejemplo, en algunas zonas altas del departamento de Norte de Santander se trabaja para conservar páramos espacios clave para el abastecimiento de agua y se han restaurado hectáreas importantes con siembra de árboles nativos.
Los riesgos de la inacción
Si no se acelera la protección ambiental, en el Catatumbo podría deteriorarse parte de su riqueza natural más valiosa. La pérdida de bosque no solo significa menos biodiversidad, sino también menor resiliencia frente al cambio climático y a eventos extremos. Además, el daño a las fuentes de agua pone en riesgo a las comunidades locales, que dependen de esos cursos para el consumo, la agricultura y otras actividades.
También hay un reto institucional: la acción ecológica no puede depender exclusivamente de la emergencia. Para que estos esfuerzos sean sostenibles, se necesita un monitoreo continuo, mayor presencia de autoridades ambientales y la participación activa de las comunidades.
El Catatumbo es mucho más que cifras de conflicto: es un lienzo biológico valioso que merece atención, respeto y acción concreta. Si queremos un futuro para esta región, no podemos descuidar ni su gente ni su naturaleza.
Invertir en su conservación no es un lujo, es una necesidad estratégica para Colombia. Es hora de hacer de la ecología del Catatumbo una prioridad genuina, con políticas ambiciosas, compromiso local y recursos claros. Solo así podremos hablar de una transformación real que combine bienestar social con sostenibilidad ambiental.







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