¿Ocaña, una selva de cemento?
- Polso
- 1 abr 2022
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Por: Luis Máver Navarro Estévez
En Ocaña, como capital de la provincia que lleva su mismo nombre, convergen diferentes tipos de población, entre ellos los propios de la ciudad, así como foráneos de la provincia, sur del Cesar, otras partes del país y la creciente migración de la población venezolana, haciendo de Ocaña un lugar estratégico para el tránsito entre la frontera oriental con el resto de Colombia, especialmente la región Caribe.
Se debe tener en cuenta que, así como crece la población, también crecen los problemas, entre ellos los fenómenos sociales; inseguridad, desempleo, deterioro de la infraestructura, ingobernabilidad en sectores de difícil acceso, pérdida de identidad, poco civismo, descontrol en la cultura vial, y es este último, quien está ocasionando malestar y estrés social para conductores, transeúntes y población en general.
¿Qué está pasando con la cultura vial en Ocaña?
Según un estudio realizado por el Observatorio de medios, cultura y sociedad Oratio, de la U.F.P.S. Ocaña, el 44,3% de los encuestados manifestaron que en Ocaña casi nunca se respetan las normas de tránsito, mientras que el 31% manifestó que se respetan algunas veces y el 19,2% respondieron de manera categórica, que en Ocaña nunca se respetan las señales de tránsito.
Con lo anterior se puede evidenciar que este fenómeno social está siendo percibido en el municipio de manera negativa, no hay credibilidad en el cumplimiento de las señales de transito y algunos ocañeros y no ocañeros, están haciendo de las calles un peligro para transitar por ellas; nuestra ciudad se ha convertido en una “selva de cemento” donde reina la arbitrariedad al volante, la imprudencia del peatón, el desespero de los motociclistas, que incluso usan el andén para continuar su tránsito sin respetar el transeúnte. En Ocaña, los semáforos pareciera que no existieran para algunos, las cebras son invisibles, tanto por el mal estado de la pintura como por la imprudencia “salvaje” del afán y el descontrol vial, los andenes fueron invadidos por el comercio y el deterioro propio del descuido, las calles principales se han convertido en parqueaderos, el casco y el cinturón de seguridad han sido borrados del lenguaje de la mayoría de los habitantes de Ocaña.
Tomando como referencia el estudio realizado por el Observatorio de medios, cultura y sociedad Oratio, en torno a la cultura vial en Ocaña, podemos evidenciar que el 85,7% de los encuestados manifestaron que los motociclistas son los que más incumplen las normas de tránsito, el 91,6% de los encuestados manifestaron que los motociclistas no cuentan con una preparación adecuada para conducir y el 74,9% manifestó que los conductores de servicio público no respetan las señales de tránsito.
En el sentir social de los ocañeros está primando el miedo vial y el estrés por transitar en las calles, así lo evidencia el Observatorio Oratio, quien en su estudio establece que el 42,4% de los ocañeros se siente más seguro transitando en un vehículo particular y el 71,4% manifiesta que no se siente seguro transitando en una motocicleta.
Del estudio realizado por el Observatorio de medios, de la Universidad Francisco de Paula Santander seccional Ocaña, en torno a la cultura vial en el municipio, se puede evidenciar con preocupación los siguientes datos, de personas que fueron encuestadas:
El 12,3% conduce en estado de alicoramiento, el 21,7% conduce sin respetar los límites de velocidad establecidos, el 31% conduce sin llevar los documentos en regla (SOAT y tecnomecánica), el 38,4% manifestó no exigirle el casco o el cinturón de seguridad al conductor cuando va como acompañante y el 39,9% manifestó que existen normas de tránsito innecesarias.
Ahora bien, ¿El problema de Ocaña es de vías e infraestructura? o ¿El problema en el municipio es de cultura vial? Según el secretario de Movilidad, Tránsito y Transporte de Ocaña, Leonardo Moreno Bonilla, “En algunas ocasiones la comunidad se opone a los controles de tránsito”; los habitantes de Ocaña sienten que no hay control y andan como tal, pero cuando comienzan a aplicar medidas para mejorar el tránsito en el municipio, sectores de la población manifiestan su descontento aludiendo el derecho al trabajo y la “arbitrariedad” en el proceso por parte de las autoridades de tránsito.
¿Ocaña es el otro planeta?
Esta frase ha calado en el inconsciente colectivo de la población durante años, utilizada siempre como justificación para actos que atentan contra el civismo, el urbanismo, la cultura vial y el buen vivir de los ocañeros; el “Estamos en Ocaña, el otro planeta”, ha sido un desastre en el imaginario social, que da vía libre para hacer y deshacer en el volante y por las calles de la ciudad.
La determinación para mitigar los accidentes de tránsito, las muertes viales (mal llamadas estrellas negras), el estrés vial, la inseguridad al volante entre otros fenómenos sociales, debe ser abordada como política pública en torno a la cultura ciudadana que poco a poco está desapareciendo en los ocañeros, que siempre se han caracterizado por ser cultos, educados, buenos ciudadanos, amables, cordiales, hospitalarios y sobre todo, respetuosos de la norma y más aún, aquellas normas que protegen y salvan vidas.
Hago votos para que las autoridades gubernamentales enfoquen sus esfuerzos en reeducar a la población de Ocaña en torno a la cultura vial, y de la misma forma hago votos para que todos entendamos que vivimos en un espacio pequeño y determinado por la geografía montañosa con arquitectura colonial que poco a avanzado; por lo tanto debemos aunar esfuerzos para vivir en armonía, en paz, con tolerancia y sobre todo, con mucha cultura vial para una mejor convivencia ciudadana.
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