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Yenifer Navarro Bohórquez.
Columnista de Polso.
El avance tecnológico nos ha llevado a enfrentarnos a muchos cambios en nuestro entorno social, y en esta ocasión me referiré acerca de las criptomonedas, que aunque muchos no estamos familiarizados con su contexto, se ha convertido en una inversión rentable para muchas personas.
La aparición de este término virtual se dio en el 2009 con la moneda digital más valorada: el bitcoin (BTC); su diferencia con las monedas corrientes, es que estas criptodivisas no se materializan en papel o en tarjetas de crédito, sino que se encuentran en carteras digitales (wallets), sin embargo, su uso es el mismo.
Estas monedas se presumen como las monedas del futuro, y el término “futurista” nos promete mejoras, evoluciones y busca garantizar la facilidad en los procesos, ¿Qué nos ofrecen las criptodivisas? entre sus características más relevantes se encuentra la anulación de intermediarios, el usuario que cuente con BTC –por ejemplo- y desee realizar transferencia a una entidad o persona, usa su wallet y envía a través de su ordenador o dispositivo un mensaje electrónico cifrado a la red general de BTC, en la que se acumulan órdenes de pago en bloques codificados a los agentes descifradores, quienes des encriptan las líneas de código; proceso en el que conocen el monto que se asignará a cada billetera digital correspondiente; este retardo generado por el proceso de decodificación de las transacciones puede durar incluso segundos. Y los agentes o mineros que generan un nuevo bloque reciben una pequeña tarifa de comisión asignada por la red.
Este beneficio se debe a que las criptomonedas no están controladas por ningún Estado ni banco del sector financiero, lo que convierte su acceso como voluntario, nadie impone su uso, son descentralizadas y anónimas, por lo que te permiten preservar tu privacidad incluso al realizar las transacciones, que además se pueden realizar en cualquier parte del mundo. La seguridad es un factor relevante, le pertenecen solo a la persona que las tiene, no pueden ser intervenidas por nadie, ni falsificadas.
Aunque cualquiera puede invertir en ella, es un mercado muy difícil y muy volátil, por lo que no se puede hacer una entrada súbita, en palabras del trader Luis Alberto Fontalvo, “primero hay que estudiar muchas cosas para poder invertir y no caer en estafadores o embaucadores que se dedican a robar a la gente, por eso yo mismo recomiendo tener un estudio previo, educarse y aprender antes de invertir; nadie sabe con cierta certeza los movimientos del mercado, todo se mide bajo probabilidades”. Esta volatilidad en las criptomonedas se debe a que su valor está sujeto netamente a la oferta y la demanda, pues como no existe un organismo que lo controle, los usuarios son quienes determinan el precio a través de las compras y ventas.
Finalmente, un factor necesario para el uso de la virtualidad son los límites, y estas monedas no se permiten exceptuarlo, pues el del valor lo permite la deflación, que se da por el tope de monedas que se puedan encriptar, lo que las convierte en una inversión virtualmente comprometedora.
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