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Educación socioemocional, un factor clave para el bienestar

  • Foto del escritor: Polso
    Polso
  • 31 mar 2023
  • 3 Min. de lectura

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Por: Slyn Rincón - Psicóloga


Piensa por un momento, ¿te cuesta gestionar tus emociones y sentimientos como la rabia, ansiedad o estrés? ¿Hablar en público o conocer nuevas personas es algo angustiante para ti? O tal vez ¿comunicar algo que no te gusta es todo un reto? Si tu respuesta es sí, tal vez has visto afectado tu bienestar por una falta de competencias socioemocionales.

Desde la perspectiva del ERCE (Estudio Regional Comparativo y Explicativo), las competencias socioemocionales y cognitivas son el conjunto de conocimiento, habilidades, capacidades y valores que nos permiten poder vivir bien consigo mismos, adaptativamente en sociedad, es decir, nos permite relacionarnos de forma asertiva con otros, identificar las emociones propias y autorregularlas de forma sana, ser empáticos y modular nuestro comportamiento de acuerdo al entorno, identificar problemas y evaluar las posibles soluciones, así como tomar decisiones de acuerdo a ello, un amplio conjunto de habilidades, que estamos de acuerdo son de suma importancia en cualquier etapa de nuestra vida.

Realmente son de vital importancia a cualquier edad, porque somos seres intrínsecamente sociales, estamos y necesitamos pertenecer a una familia y sociedad desde los primeros momentos de vida. Aprendemos a cómo comunicarnos, relacionarnos y gestionar emociones, en general, vivir en sociedad con la experiencia misma, no nacemos con las habilidades necesarias de forma innata, es en nuestra infancia cuando somos niños, niñas y adolescentes (NNA) en donde desde la observación, imitación, y educación en los contextos más próximos como la familia, la escuela y comunidad, empezamos a aprender y conformar nuestro repertorio de habilidades socioemocionales (HSE) que nos permiten en cada etapa de nuestra vida cultivar una relación óptima con nosotros mismos y con los demás pero, ¿qué sucede cuando hay cambios en esos contextos primordiales como la familia y escuela?

La realidad es que hace ya varias décadas nuestra estructura familiar ha tenido grandes cambios, y no hago referencia a los cambios en el tipo de familia, de que si nuclear, extensa o monoparental, no, tampoco se relaciona con el cambio en los roles familiares, esos factores no son causa del cumplimiento del papel de la familia en el adecuado desarrollo de sus hijos, sino la ausencia y la negligencia, como lo expresa Miguel de Zuribia Samper, es la situación de hoy en día de muchos niños y niñas de llegar de clases sin tener a un ser querido que lo reciba, pues ambos padres fácilmente en Colombia pueden estar trabajando, sin alguien que le permita verbalizar lo que vivieron en su día, orientar la forma en cómo solucionar un problema o acompañar a gestionar emociones, ante esta realidad al Ministerio de Educación, le hace falta reaccionar y trabajar de la mano con la afectividad, entendida desde la pedagogía cognitiva como uno de los componentes de la triada del ser humano integral que somos, EL SABER – EL HACER – EL SER.

Sumado a estos cambios, llegó la pandemia y el aislamiento social, afectando el desarrollo educativo, pero también socioemocional de los NNA, pues aunque el componente cognitivo, el saber, es en lo que primero pensamos, es en la afectividad en donde también vemos cambios significativos y aún más preocupantes, los estudiantes colombianos reportan niveles inferiores a la media regional en empatía y autorregulación emocional, la carencia en esas habilidades afecta su desarrollo social, académico y afectivo, así como en su desempeño futuro.

Ante todo esto, es primordial que la educación le haga frente y aunque se han iniciado estrategias como “Evaluar para avanzar” una estrategia del MEN e ICFES, descrita por Colombia Aprende (2022) como un proceso de evaluación y diagnóstico de ñ conocimientos y competencias de sus estudiantes la cual busca tener y analizar información sobre las HSE de los estudiantes en el contexto de la crisis sanitaria, sus resultados muestran nuestra realidad, las instituciones educativas en Colombia necesitan más recursos humanos, pero también un cambio estructural en los currículum, para poder implementar esta u otras estrategias, necesitamos hacerle frente a esa situación y dejar de enseñar a leer y escribir sin preocuparse por involucrar la afectividad en las aulas de clases.

 
 
 

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