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Por: Vianny Carrascal - Columnista de Polso
Todo lo que está sucediendo en Colombia ha sido consecuencia de una serie de eventos circunstanciales y cronológicos que han afectado la economía mundial y más fuerte a países con economías no tan robustas y bastante dependientes de la informalidad como Colombia. Estos eventos empiezan con la pandemia, que hace que caigan casi todas las economías globales y luego al siguiente año (2021) ocurre un rebote importante de crecimiento en muchas economías, dentro de estas se encuentra la colombiana, impulsada principalmente por el consumo en los hogares, motivo por el que empezó a incrementar la inflación, que se afectó aún más con los paros impulsados por la política de izquierda.
A todo esto, se suma la guerra entre Rusia y Ucrania, el rebrote chino del Covid-19, y en Colombia, la elección del presidente de izquierda, que ha generado mucha incertidumbre, en especial en el sector económico, haciendo que, aunque hay una recesión mundial acá tenga un componente adicional por esta causa.
En Colombia, por lo improvisado de las políticas presidenciales, los desatinos de varios ministros y altos funcionarios del gobierno y por las inminentes reformas propuestas por estos, se ha generado una caída de interés en invertir en el país, tanto de agentes internacionales, así como también de agentes internos, que se ha notado en la fuerte salida de capitales reportado en las últimas semanas en informes no oficiales.
Los bancos centrales, quienes son las entidades que rigen las políticas económicas en los países en cuanto al control de la inflación, aumentan las tasas de interés de referencia, para que sea más caro el crédito y con estos desincentivar el consumo y bajar la inflación. Pero en Colombia esta política se queda corta, porque acá se tienen unas economías informales e ilegales, que hacen que no baste solamente con incrementar el precio de los créditos para bajar el consumo.
Estas economías o fuentes son el narcotráfico, el contrabando y la informalidad, que, aunque se quiera disminuir el consumo, estos factores mantienen alimentando la economía, inyectando dineros que no están regidos por las tasas de créditos.
Sin olvidar que la economía colombiana no necesitó de una pandemia para ser débil, desde muchos años atrás se ha visto una economía que va de mal en peor; su dependencia de la exportación del café y el petróleo como sus principales productos no eran del todo seguros porque a la más mínima caída del precio del café era necesario acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI), y que muchas de las regiones de nuestro país subsisten por fuentes ilegales.
Y a todo esto, se le suma que las causas que generaron esta crisis económica mundial no han sido superadas en un cien por ciento y sin saber cuánto tiempo llevará superar estos precedentes y las consecuencias que conlleve.
Por eso, podemos decir con cierta seguridad que este 2023 no tiene un panorama nada alentador para la economía mundial, esta se sigue viendo marcada y afectada por unos acontecimientos; desde hace 3 años con la pandemia del Covid-19, la economía se mantuvo en una cuerda floja y es que, eso de mantener todo el comercio internacional cerrado no era viable, aunque sí necesario, y no solo bastó con esto, sino que se suma la tensión política internacional y una posible guerra nuclear.
Ahora solo queda esperar que las decisiones tomadas por los líderes políticos mundiales sean las más acertadas y que nuestro gobierno sea consciente con las nuevas reformas a presentar.
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